En el marco de la descarbonización de la economía y la transición energética, Castilla-La Mancha apuesta por la implantación regional del hidrógeno verde como combustible renovable y la ejecución de planes para la reducción de emisiones y/o uso de energías renovables. En concreto, el Plan Regional de Energía Renovable se orienta al aprovechamiento de la experiencia acumulada en energía fotovoltaica y eólica, pero también apuesta por otros activos como la biomasa que no se han optimizado todavía.

Entre las prioridades de inversión en este ámbito tienen una posición preferente las asociadas a la depuración de aguas residuales para mejorar su reutilización, la modernización de las redes de agua potable. Por otra parte, Castilla-La Mancha supone el 13,6% de la Red Natura 2000 en España, lo que implica un gran patrimonio natural que precisa de inversiones necesarias para su adecuada protección. También se continuará avanzando en la adaptación y resiliencia del medio forestal.